Octubre 11 de 2012
@gpadillaborbon
Compañeros que han confiado en mí entre
ellos la abuela y mi madre los hijos
además de otros amigos, confiado de la convicción política de mi jefe y sus
grandes logros hoy ya no estamos secuestrados en la ciudad como fue en otro
hora cuando las pescas terroristas en carreteras nos impedían salir los fines
de semana a puebliar, él y ustedes entienden que la mejor opción de continuar
las políticas de seguridad democrática son eligiendo al ex ministro Santos,
ustedes dirán y con respetable razón ¿Por qué no Vargas? Si tiene afinidad
especialmente en combatir las guerrillas, verdad pero últimamente esta distante
de las directrices de Álvaro Uribe por esto no tiene el respaldo suficiente
para llegar, el riesgo es que podemos perder todo el camino que ganamos con
Uribe.
Pido perdón públicamente por ingerir en la
decisión de voto a favor del doctor JUAN MANUEL SANTOS; mi opinión actual es
grave error la elección del Dr. Santos, tengo después de todo este camino
recorrido dos hipótesis, ambas nefastas para un profesional con ética y moral a
toda prueba. Lo cual indica que me equivoque por seguir ciegamente sin criterio
crítico como debe ser en situaciones como esta.
La primera hipótesis es que el señor, dice
la verdad en el caso de los acuerdos de paz, que sus negocios son a espaldas
del pueblo y traicionando sus electores a favor de lograr su reelección y posible premio nobel de paz; en tal situación
esperamos un retroceso importante en la sociedad, política y económicamente tendremos
consecuencias, sin desconocer que los interlocutores lograron los privilegios
por los que lucharon durante medio siglo y bañaron de sangre inocente los
campos y ciudades del país. Todo esto sin dar el mínimo gesto de
arrepentimiento en cambio sigue su arrogancia en su discurso.
La segunda hipótesis es que este caballero
está jugando la estrategia del enemigo; mostrar un discurso público y
administrar una agenda oculta, grave riesgo, la credibilidad de sus
negociadores da para pensar que los pasos los dirige una mano extraña que a
distancia maneja el proceso, la falta de libertad para hablar a titulo de
comisión o personal de los negociadores del gobierno dejan dudas. Es cierto que
con esta idea podríamos ver los terroristas en las bancas de las asambleas,
concejos y congreso como fácil objetivo militar para darlos de baja; quien
llevara y pagara el alto costo político y social. Sería una cadena infinita de
mentiras, traición y engaño.
“No nos veréis suplicar de rodillas
No nos veréis agachar la cabeza sin luchar
No queremos paz ¡¡ No !!
No queremos paz No queremos paz sino la
victoria
No queremos paz sino la victoria Monopolio
de la violencia, es lo que ellos llaman paz Monopolio de la represión, es lo
que llaman libertad
Y nuestra revuelta es un grito de guerra
Un grito de amor, un grito de vida, un
grito de esperanza
Alzad los puños, empuñad las armas
Que hablen los barrios, que chillen las
calles Resistencia, resistencia, resistencia, resistencia
Ampliemos la lucha a todos los frentes
Ni paz ni mentiras, tan solo justicia
No queremos paz No queremos paz No queremos
paz sino la victoria
No queremos paz sino la victoria
Nuestras derrotas solo prueban que somos
pocos luchando contra la infamia Y de los espectadores tan solo esperamos que
se avergüencen
No queremos paz sino la victoria No
queremos paz sino la victoria
No queremos paz sino la victoria No
queremos paz sino la victoria
¡¡No queremos paz!!”
Llevamos casi seis décadas siendo acechados
por la violencia y el terrorismo de las FARC donde continuamente nos han
demostrado que no tienen voluntad de paz, si en realidad la tuvieran cesarían
los ataques y los negocios ilegales encaminándose a la búsqueda de la justicia
social que tanto menciona Timochenko, pero el secreto es lograr tomarse el
poder cueste lo que le costare.
Las FARC eran, son y serán siempre unos
terroristas protagonistas de crímenes de lesa humanidad y culpables del mayor
derramamiento sistemático de sangre por culpa de violencia y narcotráfico en
Colombia, su estrategia es negociar mientras el gobierno cesa hostilidades para
ellos poder fortalecerse, lamentablemente lo han logrado, estaban en 6.000
hombres 3000 de ellos, retenidos en contra de su voluntad y ya el número en los
últimos 2 años subió a 9.000 hombres más del 50% reclutados a la fuerza. Vale
la pena que el gobierno entregue todo a cambio de beneficiar el enemigo ¿En qué
momento los terroristas merecen negociar
su impunidad y la agenda de un estado?
Pido perdón públicamente por engañar mi
gente, orientándoles a votar la continuidad de las políticas de Uribe. Me
siento responsable de permitir que un ciudadano se burle miserablemente de
todos aquellos humildes campesinos, obreros, estudiantes y amas de casa;
entregando los dividendos de un gobierno que devolvió la esperanza al pueblo
masacrado, extorsionado y secuestrado por un enemigo cruel y desalmado.
No creo en la paz de un luchador timorato
quizá maquiavélico que en conclusión no sabemos para cual puerto nos quiere
llevar. Ya el enemigo tiene la victoria y con excelentes divisas supero con
creses las dadivas que en su época recibieron el M19 para financiarse durante
años según ellos sin recurrir a la práctica ilícita de lucha. Están
fortalecidos en todos los campos.
Perdones amigos y familiares. Lo siento
mucho.
Gracias presidente que Dios y la patria os
lo demande.
Gildardo Padilla B.
Adjunto carta a Santos de noviembre 2011
desde la clandestinidad el señor Timochenko dice:
“Todos tenemos que morirnos, Santos, todos. De eso no va a escaparse nadie. Unos de un modo y otros de otro. Unos por una causa y otros por otra. Algunos escogen una muerte heroica, gloriosa, profundamente conmovedora. Otros prefieren morirse de viejos, de un infarto o diabetes, tras una larga enfermedad en una cama o endrogados en medio de un burdel.
Es como la vida, unos prefieren pasarla haciendo dinero y engordando como cerdos, o practicándose cirugías para conservarse jóvenes, pisoteando a los demás y dándose ínfulas. Otros escogen caminos más nobles. Y son muy felices así. Es un asunto de conciencia. Pretender intimidarlos para que acepten vivir como los primeros es un error.
Y todavía más grave es matarlos. Pretender exhibirse como modelo de civilización y decencia dando la orden de despedazarlos a punta de bombas, plomo y metralla. O como sea. Por ejemplo, de dos balazos por la espalda cuando se llega en la noche a casa. O molidos a golpes en una celda. O desmembrados con una moto sierra. O con la cabeza mochada a machete.
Al expresar el dolor que la torturaba por la muerte de su Jefe, decía una guerrillera que hombres como él quedarán para la posteridad y el pueblo los recordará como lo que fueron, inmortales. Otro enviaba una nota a sus mandos diciendo, aquí estamos para ayudar en todas las tareas que ustedes nos orienten. Les brindamos nuestra solidaridad en este momento.
Yo no sé. Pero eso de ostentar poder y mostrarse amenazante y brutal, no puede ganar las simpatías de nadie. De nadie que no sea ostentoso y brutal como el que lo hace. La historia nos enseña que a la inmensa mayoría de seres humanos les repugna ese tipo de fanfarronadas. De niños aprendemos que sólo los ogros más malvados suelen actuar de ese modo.
Y con el tiempo aprendemos a asociar esas conductas a los seres más perversos. Matar salvajemente a un ser humano, con métodos notoriamente desproporcionados, para pararse sobre su cadáver y señalar a otros que les tiene reservado el mismo tratamiento, tiene la virtud de producir un efecto contrario. Ningún hombre se dejará humillar de ese modo.
Homero fue un maestro en desentrañar el alma. Tras dialogar con Príamo, Aquiles comprende la dimensión de los troyanos y la bajeza de la causa griega. Asume lo miserable de haber paseado el cadáver de Héctor, atado a su carro, frente a sus seres queridos y su pueblo. Por eso decide inmolarse en la refriega, para no aparecer como vencedor con ese ejército.
Son los gestos de grandeza moral los que hacen imperecederos a los hombres. Sólo las mentes más enfermas y enajenadas pueden sentir alguna simpatía por Adolfo Hitler. Aunque en su momento muchos lo hubieran aplaudido. El tiempo terminó por ubicarlo en el infame lugar que le correspondía. Creo que a los Santos y Pinzones les reserva una suerte similar el destino.
No puede ser de otro modo. El grado de ruindad moral que exhiben horroriza al más sano de los juicios. Muy poca gente conoce en el reinado de cuál emperador romano fue crucificado Jesús. Pero creo que por encima de las propias creencias, en todas partes se profesa el más elevado respeto por él. Porque prefirió el suplicio y la cruz antes que renunciar a sus ideas.
Y porque esas ideas abrigaban un altísimo grado de humanidad. Eran buenas, buscaban la felicidad general, ensalzaban a los pobres e incluso fustigaban a los ricos, proclamaban que todos los hombres eran iguales. Sólo proponía a hombres y mujeres que lo abandonaran todo y lo siguieran en la propagación de esa fe, de esa verdad, decía.
Pero lo coronaron de espinas, lo abofetearon, lo crucificaron y lancearon. Se burlaron de él. Habían preferido liberar en su lugar al peor de los criminales. Sin embargo fue ese Cristo el que los sobrevivió a todos. Pese a que hubieran perseguido por siglos a sus seguidores. De nada sirvió arrojarlos a los leones ante la aclamación general de la plebe en el circo.
Esta gente lleva medio siglo en esto, Santos. Algunos, de cabeza blanca, cuentan historias de sus días en Marquetalia. Otros hablan de los años en el Guayabero, de los primeros diálogos cuando Belisario. Hasta afirman que si entonces el gobierno hubiera pensado mejor, las cosas en el país hubieran sido muy distintas. La soberbia ha podido más que la razón.
Muchos cuentan experiencias de la guerra integral de Gaviria y su creación de las brigadas móviles. Y muchísimos más vivieron aquí lo del Caguán. Una enorme masa llegó después a estas filas. En ese devenir, seguramente, se han presentado múltiples deserciones y traiciones. Pero no ha sido lo determinante. Son más y más los revolucionarios y cuadros convencidos.
Esta gente ha construido una epopeya sin antecedentes en ningún lugar ni época histórica. No hubiera sido posible sin el más extraordinario altruismo. Ni siquiera las fuerzas especiales del Ejército pudieron operar en el terrible invierno de esas abruptas cordilleras guerrilleras. Pero allá mismo viven ellos, aman, sueñan un mundo mejor y luchan por conseguirlo.
Primero, entre groseros chistes, exhibieron el cuerpo despedazado de Raúl Reyes. Después recogieron exultantes la mano arrancada a Iván Ríos. Rugieron orgullosos más tarde cuando con toneladas de bombas quitaron la vida al Mono. Ahora, llorando de felicidad, dan el parte ensangrentado sobre Alfonso. Macabro rostro el de esa bella democracia.
La cabeza de José Antonio Galán, así como cada una de sus extremidades, exhibidas a manera de escarmiento para evitar otro alzamiento comunero, no lograron impedir la gesta por la independencia. Ni su triunfo. El pueblo empeñó en ello miles de muertos y heridos, gran ruina y enormes sufrimientos. Hubiera sido mejor de otra manera, pero la Corona no quiso.
Las FARC son miles y miles de revolucionarios que soportan las más duras condiciones porque creen firmemente en su causa. No ganan un solo centavo, no poseen nada material, el movimiento les da lo que necesitan. Y el movimiento son todos ellos. Son una impresionante creación histórica, aquí, en Colombia, ante nuestros ojos. Así no es Santos, así no es”.
Fuente correoconfidencial.com
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