sábado, 6 de octubre de 2012

Las nuevas fuerzas del poder
Los años setenta del siglo XX. Su desarrollo no puede ser integrador. La exclusión social, económica y política es parte de su estructura. Las batallas de los trabajadores abriendo espacios democráticos y conquistando derechos laborales y civiles se truncan y sufren un proceso de involución que continua abierto. Sólo por razones ideológicas en tiempos de la guerra fría, en el mundo occidental, se realizan concesiones a fin de contrarrestar la influencia de los partidos obreros y la fuerza del socialismo y el comunismo en lo político y social. Ahora bien los excluidos petendieron agruparse junto con los pequeños burgueses para apalancar financieramente la lucha politica.
Mientras se despertaba la conciencia social en las juventudes se difunde una hipotesis segun la cual el socialismo debia ser financiado por los pequeños burgueses para acceder al poder total del estado y entonces exterminarian el capitalismo oligarca exclavizador del pueblo.
Fue cuando surge el fortalecimiento de la clase desprotegida y carente de las minimas garantias sociales y economicas. Tambien con ellos nacio la escuela de las economias emergentes fortaleciendo las finanzas socialista y comunista con dineros del secuestro y la extorsion. posteriormente aparecieron alianzas con el narcotrafico y con este el lavado de activos.
Los años ochenta son claves para entender el nacimiento de formas de protesta social que acompañan una redefinición estratégica de la izquierda latinoamericana.
Por una parte el discurso neoliberal se afianza y proyecta una imagen sobre la cual se solicitan esfuerzos comunes. La mayoría de los países son gobernados por coaliciones o por partidos políticos cuyos fundamentos no difieren en sus líneas estratégicas. existe un denominador común: la economía de mercado, la reconversión industrial, la privatización e inserción al llamado proceso de globalización.
Acuerdos y tratados de libre comercio, apertura comercial y financiera, fin de los aranceles y flexibilidad en el mercado laboral, acompañan la reforma del Estado. Un conjunto de medidas, se dirá, para salir del subdesarrollo. Una panacea donde se promete un mundo feliz. La euforia se apodera de las élites económicas y políticas en el poder.
Mientras tanto, la izquierda sufre Depresión y crisis de identidad. Solo resiste. La capacidad de enfrentamiento al neoliberalismo no se acompaña de proyectos ni programas. Las alternativas se congelan y la izquierda política entra en periodo de pesimismo acompañado de una crítica auto-destructiva y fuera de lugar. Otro acontecimiento favorece el discurso neoliberal. Las fuerzas armadas retornan a sus cuarteles y dejan el poder formal, la modernización neoliberal viene de la mano de gobiernos cuya legitimidad en las urnas le confiere un grado mayor de credibilidad política. Ya nadie puede dudar de los beneficios de una economía de mercado que se construye sobre la libertad política y la democracia representativa.
Mientras la izquierda en Colombia sufre las condiciones de un estado de guerra permanente, el neoliberalismo se implanta al igual que en otros países. Sin embargo, el gran espejo donde todos miran su futuro es México. El tratado de Libre Comercio con Estados Unidos y Canadá es un referente. Nace una concepción diferente de la revolución, el poder, la acción política, la lucha armada, los partidos, la relación sociedad civil y organización política.La rebeldía se organiza y se convoca a participar en la construcción de una nueva sociedad donde quepan todos y la democracia sea un mandar obedeciendo. Durante el proceso de paz de doctor Belisario Betancur con las guerrillas inicio un nuevo lenguaje en la sociedad colombiana. Solo tendríamos dos posibilidades o estamos con las ideologías subversivas o en contra de ellas y sus líderes; posteriormente ya en el mandato de Virgilio Barco fue más notable la polarización de la política caso Carlos Pizarro, Álvaro Fayad, Iván marino Ospina y Antonio Navarro.
Carlos, reiteraba “Paz a las Fuerzas Armadas, guerra a la oligarquía y vida a la nación” era la nueva consigna con la cual en 1988 el M-19 redefinía a sus contradictores fundamentales y, en consecuencia, el blanco a donde apuntarían sus acciones. De este modo le decía al país que la guerra no se hacía contra el Ejército nacional, que el enemigo era otro: Que en esencia se trataba de una guerra de la oligarquía contra la nación”.
 
Realmente el horizonte se perdió y las personas que por motivos personales y de formación no compartimos sus ideales quedamos en la orilla de la oligarquía y sus matices actuales de neoliberales y paramilitares. Critica que con razón suficiente hago cuando los califico de terroristas narcotraficantes sin ideales sociales, basado en las grandes desigualdades que reflejan al interior de su estructura social. Mientras los hijos de los oligarcas y terratenientes miembros de la dirección general o secretariado estudian en prestigiosas universidades de Europa, Los hijos del proletariado serian asesinados en el vientre de sus abusadas madres objetos de pasión y placer para los cabecillas de cuadrillas y mandos medios de bloques. es el momento de salir a decir la verdad esa verdad cruda que todos sospechamos la paz esta lejos muy lejos cuando los amigos del lado son corruptos iguales o peores de quienes desangran la nación desde los cargos público y privados.
 

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