Si la intención de las regulaciones del
sector ha sido darle sustentabilidad a la pesca en Chile, el resultado ha sido
un desastre. Especialmente con el jurel, el principal recurso marino del país.
Cada vez que se ha modificado el régimen pesquero, ha sido porque los malos
resultados de las medidas anteriores lo han hecho necesario. Si el jurel está
desapareciendo de nuestras aguas, es en gran parte por la mala administración
histórica de los recursos pesqueros en el país. De hecho, hace 15 años el jurel
estuvo a punto de acabarse. Una historia que nadie quiere recordar.
Primero se cerró el acceso a nuevos actores
en las zonas saturadas bajo la lógica de que si los recursos son limitados, el
ingreso a su explotación también debe serlo. Era mediados de los ’80. Para
entonces, las exportaciones pesqueras ya superaban los US$ 535,4 millones y
representaban el 12,7% de las exportaciones totales de bienes. Chile ya era el
segundo productor mundial de harina de pescado. Los que quedaron adentro
después del cierre, siguieron pescando sin ningún control; y los de afuera, se
adueñaron de las zonas que permanecían abiertas. No quedó metro cúbico de mar
chileno sin explotación pesquera.
Después, en 1991 se promulgó la Ley General de Pesca y Acuicultura (LGPA) para
controlar el esfuerzo pesquero de la industria. La norma limitó el número de
naves que podía tener una empresa y su capacidad de bodega. Se pretendía que
pescaran menos. No resultó. Al contrario, las pesqueras industriales aumentaron
sus capturas simplemente invirtiendo en tecnologías que les dieron a su flota
mayor autonomía y eficiencia. Se llegó a capturar en promedio 4 millones de toneladas
de jurel al año. Y aunque las cifras parecían indicar que había jurel para
rato, lo cierto es que ya se estaba acabando.
-La crisis se manifestó porque casi todo lo
que se estaba pescando era bajo la talla mínima legal, que en el caso del jurel
es de 26 centímetros. Si lo pescas antes de que pase por el proceso
reproductivo, eliminas la especie –cuenta un funcionario de la Subsecretaría de
Pesca (Subpesca) que pidió mantener su nombre en reserva.
El gobierno decidió entonces establecer
cuotas globales de captura, pero sin un sistema de distribución entre los
distintos actores del sector, la medida generó una carrera por pescar la mayor
cantidad en el menor tiempo posible. “Fue lo peor que se pudo hacer”, dice un
ex subsecretario de Pesca que conversó con CIPER. La Subpesca implementó
entonces un artilugio que mezcló las cuotas globales, las vedas y la pesca de
investigación para administrar entre las grandes empresas industriales lo que
fue un primer intento de cuotas individuales de captura. Como la pesca de
investigación es por definición sin fines comerciales, la medida fue ilegal,
pero todos callaron. Las compañías ya instaladas adquirían la garantía de que
podrían pescar de acuerdo a sus capacidades productivas. Si la cuota resultaba
ser baja, ya encontrarían mecanismos para aumentarla.
Ese sistema fue la base de la ley que se
aprobó en 2001, con un fuerte lobby de la industria. Fue entonces que comenzó
formalmente la repartición del mar chileno. Para las grandes pesqueras, fue el
reconocimiento de su “derecho histórico”.
División del mar chileno
Ricardo Lagos aún no cumplía medio año como
presidente cuando envió al Congreso un proyecto de ley que pretendía ser una
norma transitoria. Según un ex subsecretario de Pesca que conversó con CIPER,
“los parlamentarios aprobaron esa legislación porque no quisieron hacerse más
líos. Siempre los gobiernos han tratado de evitar el conflicto de cambiar el
régimen de administración pesquero y enfrentarse a los industriales, y para
entonces el lío ya era tremendo”. El proyecto pasó a ser ley en enero de 2001 y
duraría sólo dos años. Su nombre: Ley de Límites Máximos de Captura por Armador(LMCA).
Con su aprobación, el manejo que implementó
la Subpesca en la crisis de los ’90 obtuvo un marco legal para continuar. Entre
otras medidas, el mar chileno fue dividido en cuatro macro zonas pesqueras. El
norte se dividió en dos: una que va desde la frontera con Perú hasta el límite
sur de Antofagasta; y otra que parte desde ese mismo punto y se extiende hasta
el sur de Coquimbo. La zona centro sur quedó definida entre las regiones de
Valparaíso y Los Lagos, mientras que la zona austral está comprendida por el
área marítima que va desde la XI Región hacia el sur. Cada una de esas macro
zonas pronto se transformó en una especie de fundo marítimo, donde las mayores
empresas pesqueras marcarían su dominio.
La mejor forma de proteger nuestras tierras y mares es planeando el desarrollo sostenible.
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