¿Desde cuando los forajidos se tomaron el poder
administrativo en Colombia?
El discurso político cambió significativamente El gran
debate sobre el imperialismo, en los medios marxistas, se produce en la
coyuntura de la Primera Guerra Mundial (1914-1918). A la determinación del
carácter imperialista de esta guerra,
une la “traición socialdemócrata”, encabezada por el partido rector de
la II Internacional, que es el alemán, que vota los créditos de guerra y realiza la colaboración de clase conocida
por la “unión sagrada” con la burguesía. De esa a floración del oportunismo
reformista, y sus variantes en la coyuntura bélica sólo queda enteramente libre el partido
bolchevique ruso que dirige Vladímir Ilich Uliánov (Lenin, 1870-1924), y
aquellos grupos de extrema izquierda que luchan contra la socialdemocracia
oficial en sus respectivos países. En esas circunstancias, Lenin es el que
encabeza la lucha del internacionalismo revolucionario, en cuya perspectiva
acomete la exposición de la teoría marxista del imperialismo, en la primavera
de 1916, con su folleto El imperialismo, fase superior del capitalismo.
En el pensamiento de Lenin, no hay sólo una descripción de
los nuevos fenómenos característicos de la época imperialista, sino una teoría
completa del imperialismo que desborda su propio libro, aunque está señalada en
el mismo. ¿Por qué y cómo? Es sabido que
El imperialismo, fase superior del capitalismo surgió de un encargo de la
editora Parus de Petersburgo, de cara a realizar un folleto de divulgación
legal sobre la economía mundial contemporánea. Cosa que Lenin -exiliado en
Zurïch- aprovechó para estudiar el imperialismo con mayor acopio de publicaciones
y estadísticas, cuyas notas y materiales preparatorios son los Cuadernos sobre
el imperialismo. Aunque la publicación
del libro, bajo la censura zarista, obligó a Lenin a utilizar un “lenguaje a lo
Esopo”, en algunas cuestiones peliagudas, él mismo lo justifica en sus prólogos
posteriores, en nombre de la obligatoriedad que tienen los revolucionarios de
aprovechar, en las circunstancias adversas, “los pequeños resquicios de la
legalidad”, para difundir sus ideas, más allá de los círculos militantes
clandestinos.
La doctrina discutida ampliamente en los pasillos académicos
colombianos durante los años sesenta y setenta validaba ese pensamiento, e involucraba
la pequeña burguesía como financiadores útiles de la causa final, si bien lideres o camaradas deberían respeto a la
causa comunista eventualmente disfrutarían de los beneficios ganados durante la
campaña proselitista, una cuestión difícil de hacer entender al ciudadano es la
del servicio comunitario, o militar obligatorio para todos. Después entendimos
que sería reclutamiento forzado, impuesto de guerra, peaje y visa.
Ya en estos momentos se preparan los militantes, a posesionarse
del poder administrativo los departamentos e institutos están infiltrados por
centenares de cuadros políticos haciendo el paquete de reformas y la total reingeniería
del estado. Se entiende que habrá una voraz lucha de clases, con el fin de
repartir la torta tan anhelada por casi un siglo de holocausto.
A las claras vemos los miserables matándonos por lograr una
migaja de pan, y con rabia de esa originada en la impotencia de no poder
cambiar su destino engañado por aquellos en los cuales depositamos la confianza.
Nos robaron: la tierra, las ideas, las ilusiones, nuestra democracia y la riqueza de un país paradisiaco.
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