lunes, 24 de junio de 2013
Rv: SATENA - Nuevas frecuencias Bogotá - Villaviciencio - Bogotá - gpadillaborbon@gmail.com - Gmail
NO MAS MENTIRAS DE MENTIROSOS
Cuando un empleado se aferra a su cargo usando mentiras o verdades mutiladas, los resultados siempre son catastróficos. los diálogos de paz en la Habana se configuran como una farsa que ya no pueden sostener. los negociadores entre libros, revistas cuadernillos comunistas y mucho esparcimiento dan declaraciones controversiales sin acordar nada. ni una sola idea tienen acordada, son mentiras que ya no pueden sostener. ahora se inicia un contrapunteo al estilo de la trova paisa.
Señores entre traidores no se puede jugar limpio.
Señores entre traidores no se puede jugar limpio.
SOLDADOS DEL EJERCITO COLOMBIANO SIN COMIDA
Mientras que soldados de nuestro ejercito sobreviven en la selva sin comida por aquellas razones inexplicables el enemigo disfruta de. Los campos que albergan a los integrantes de la delegación negociadora de las Farc en La Habana distan muchísimo de las condiciones en las que vivían en las selvas colombianas quienes aún permanecen en el frente de batalla. Aunque la mayor parte del tiempo los delegados del grupo guerrillero la pasan en el interior de la casa de tres niveles, con amplias habitaciones, dos salas de estar y acceso a internet, es común que algunos de ellos salgan a trotar por los prados y a jugar fútbol en la improvisada cancha que acondicionan en un sector de la grama. Fue en uno de esos partidos en los que ‘Marco León Calarcá’ le ocasionó una lesión en un pie a ‘Pablo Catatumbo’ durante una jornada de esparcimiento.
Quienes más se ven por fuera de la casa son las mujeres y compañeras sentimentales de los comandantes guerrilleros que han establecido la rutina de salir a trotar y de alcanzar los mangos que por todos lados cuelgan de los árboles.
El café, la cerveza, las frutas y el tabaco son los otros elementos que no escasean en la casa. De hecho, cuando el encierro y la rutina los acosa, algunos jefes guerrilleros se desplazan al lobby o la cafetería del Hotel Palco, ubicado a pocos kilómetros de allí, para disfrutar estos placeres en un ambiente distinto. - See more at: http://larepublica.com.co/asuntos-legales/las-condiciones-especiales-en-que-viven-la-guerrilla-de-las-farc-en-la-habana_41237#sthash.VGh1HuYM.dpuf
Quienes más se ven por fuera de la casa son las mujeres y compañeras sentimentales de los comandantes guerrilleros que han establecido la rutina de salir a trotar y de alcanzar los mangos que por todos lados cuelgan de los árboles.
El café, la cerveza, las frutas y el tabaco son los otros elementos que no escasean en la casa. De hecho, cuando el encierro y la rutina los acosa, algunos jefes guerrilleros se desplazan al lobby o la cafetería del Hotel Palco, ubicado a pocos kilómetros de allí, para disfrutar estos placeres en un ambiente distinto. - See more at: http://larepublica.com.co/asuntos-legales/las-condiciones-especiales-en-que-viven-la-guerrilla-de-las-farc-en-la-habana_41237#sthash.VGh1HuYM.dpuf
domingo, 23 de junio de 2013
Al OIDO DEL PAÍS: Sembrando… discordias
Al OIDO DEL PAÍS: Sembrando… discordias: Por: José Félix Lafaurie Rivera* @jflafaurie Este gobierno ha configurado complejos e inconvenientes escenarios de creciente insegurida...
martes, 18 de junio de 2013
NOS QUEDAMOS SIN SALUD
LA REFORMA A LA SALUD ES REGRESIVA
LA REFORMA A LA SALUD ES
REGRESIVA
A grandes rasgos el sistema de salud en Colombia
que precedió al actual de la Ley 100 se puede distribuir en tres etapas.
Estados Unidos de América, la Organización , en su
momento Oficina Sanitaria Internacional y posteriormente Oficina Sanitaria
Panamericana, canalizó la ampliación del intercambio en las Américas bajo
consignas civilizatorias, modernizantes e higienistas.
Pero si bien la génesis de la OPS cobró un sentido
instrumental para la expansión de los mercados y la intensificación de los
intercambios comerciales, es preciso señalar que, al mismo tiempo, constituyó
el mecanismo afortunado mediante el cual la salud adquirió un reconocimiento
totalmente nuevo e importante en el nivel continental, a la par que se le
reconocía la categoría de problema estratégico para la región y sus países.
En esta situación, la acción de la OPS , alimentada por un
desarrollo científico-técnico progresivo y por las crecientes demandas de
salud, rebasó los límites impuestos por intereses unilaterales y se enfrentó a
las complejidades de un escenario socioeconómico y político multifacético en el
orden mundial posterior a la
segunda Gran Guerra.
La nueva estructura multipolar en 1947, fortalecida
en 1958, en medio de la escena mundial de posguerra, posibilitó un cierto
consenso desde los años 60 en el seno de una organización que, no sólo
asesoraba a los diferentes países miembros, sino que también representaba los
pactos que surgían entre ellos. Esto permitió el despliegue de acciones
coherentes y múltiples que hicieron de la OPS un símbolo de la acción cooperativa
internacional y una herramienta para la planificación de la salud en el ámbito regional.
Desde la fortaleza alcanzada mediante este estatus, la acción de la OPS pudo desplegarse con
vertiginosa rapidez. Adicionalmente, un cierto impulso proveniente de un ideal
tecnocrático y solidario en ascenso en el plano mundial, le permitió afianzarse
como un actor importante en el escenario de la política sanitaria continental.
La lucha contra enfermedades importantes desde los
puntos de vista social, económico y político, la promoción y el apoyo a las
respuestas estatales para enfrentar las necesidades sanitarias, y el
fortalecimiento técnico de un recurso humano cada vez más indispensable para
agenciar la acción sanitarista, constituyeron los grandes frentes de trabajo de
la labor de asistencia y cooperación técnica de la OPS con los Estados Miembros,
todo ello cobijado bajo la impronta de un discurso y un quehacer salubristas.
El derecho a la salud, la salud para todos y, más tarde, la equidad, fueron
banderas poderosas que lograron aglutinar las voluntades de los países en
acuerdos de acción continental. Aunque no siempre coherentes con sus propios
planteamientos, los países latinoamericanos buscaron la manera de ajustar sus
estructuras y dinámicas sanitarias para responder a las necesidades de salud de
sus propios habitantes en el marco de los llamados y los convenios
internacionales, generalmente propiciados por la OPS.
En Colombia, la OPS consolidó su presencia
institucional en el decenio de los cincuenta, convirtiéndose en protagonista de
primera línea y en referente clave para la acción sanitaria, papeles destacados
que mantuvo durante más de tres décadas. A su vez, el Estado colombiano, en su
accidentado proceso de configuración y de búsqueda de legitimidad, acogió de
manera activa muchos de los planteamientos agenciados por la Organización , validó
las acciones de asistencia técnica que ella le ofrecía y las incorporó como un
complemento casi natural a su labor de definición de políticas en salud.
Pero, como lo muestra la historia de las tendencias
y vicisitudes en la relación entre la
OPS y el Estado colombiano aquí relatada, la confluencia de
intereses e intercambios entre estas dos instancias se dio en una dinámica de
cambios y transformaciones de la sociedad en su conjunto que afectaron a los
dos componentes de dicha relación. De allí la especificidad de los desarrollos,
los logros y las dificultades de la cooperación técnica en Colombia. La OPS tuvo giros y énfasis
diversos, según la confluencia internacional de factores socioeconómicos,
políticos y científico-técnicos propios de cada período. El Estado colombiano,
a su vez, transitó por mutaciones y reorganizaciones que le imponía el ritmo de
la convulsionada sociedad colombiana,
que no siempre expresaban una adecuada coherencia entre las necesidades
sociales y políticas y las reformas institucionales.
Unas veces de la mano de los programas de
erradicación de enfermedades, otras de la mano de proyectos de integración de
los servicios asistenciales, unas más desde referentes planificadores, y otras
desde estrategias como la atención primaria, con el leit motiv del vínculo
entre salud y desarrollo –omnipresente desde comienzos de los años 60- la
relación OPS-Estado colombiano configuró íntimas y complejas articulaciones
entre saberes y poderes, entre tecnocracias locales y foráneas y entre actores
sociopolíticos y coyunturas críticas.
En esta articulación, los dos grandes actores de
esta historia se volvieron mutuos validadores de sus propias acciones. El
Estado colombiano reconoció en la
OPS un instrumento útil y pertinente para adelantar la labor
de coordinación de la acción sanitaria nacional y continental, mientras que la
presencia de la OPS
se constituyó en un legitimador del Estado colombiano y de sus políticas de
salud. En esta confluencia, hubo logros tan importantes como la disminución de
la mortalidad infantil y materna, la erradicación de la viruela y de la
poliomielitis, la creación de una red pública de servicios que iban más allá de
la atención individual para afianzar una salud pública con innegable presencia
nacional.
Pero esta positiva adecuación de la interacción
entre los socios de la cooperación aquí
estudiada experimentó dificultades intermitentes, como era apenas
natural, hasta que perdió su vitalidad con las profundas transformaciones que
se empezaron a llevar a cabo desde finales de los años 80 y comienzos de los
90. Por un lado, el reordenamiento internacional alinderó a las nuevas fuerzas
políticas e institucionales que adquirieron un papel cada vez más importante en
la formulación de las políticas sociales internacionales y nacionales y,
concretamente, en la política de salud; por otro, el país cambió entre otras
razones por la incorporación de nuevas fuerzas al sistema político, bajo la
guía de claros derroteros neoliberales.
Con ello, la
OPS no sólo vio disminuir su liderazgo en la orientación de
las políticas de atención médica en el ámbito internacional, sino que, en el
plano nacional, se encontró por fuera del proceso crítico de reorientación del
sistema de salud que se estaba cumpliendo. El país, o mejor, los gobiernos de
los noventa ya no concebían de la misma manera la participación de la Organización y, más
aún, ya no estimaban de la misma forma el papel de una organización de
cooperación internacional como la
OPS , situación que se expresaba también en ámbitos
transnacionales. Paralelamente, la autoridad sanitaria por excelencia, el
Ministerio de Salud, se transformó de tal manera que afectó el diálogo entre
los dos actores de la añosa relación. Los ejes centrales de la política no se
discutían, mientras se realizaban programas puntuales de cooperación con escasa
articulación. La OPS
fue testigo del impacto de las transformaciones globales sobre los consensos
tácitos entre los países latinoamericanos que le habían permitido cierta
eficacia en su labor político-técnica en el campo sanitario. Y el Estado
colombiano, disuadido por su propia convicción de estar innovando en el terreno
de la organización de los sistemas de salud, consideró que la Organización tenía
poco que decir frente a las propuestas de ese momento de los años 90.
Por ello, y es la situación actual, surge
nuevamente la inquietud acerca del papel que debe cumplir la OPS en el escenario
sociopolítico contemporáneo en el nivel regional, así como frente a los países
miembros. ¿Cuál debe ser el nuevo acuerdo que renueve la relación OPS-Estado
colombiano? Los dilemas que se abren son abrumadores. Sólo se podría decir, si
la historia nos permite con su luz atisbar en los recintos del futuro, que la
interacción entre las dos instancias podrá ser mantenida, como una relación
fecunda, en la medida en que ellas mismas construyan acuerdos sólidos sobre las
necesidades prioritarias de los colombianos en materia de salud y sobre las
vías para conseguir un mayor bienestar para la población en su conjunto y en su
diversidad. No será fácil, pero hay indicios y esfuerzos que apuntan en esa
dirección.
De parte de la Organización , la
actual orientación de su labor en pro de la garantía del derecho a la salud y
la superación de las inequidades en este campo puede ser esclarecedora y servir
de referente nacional. Si la evaluación de las FESP se convierte realmente en
un instrumento para fortalecer la rectoría del sistema por parte de las
autoridades sanitarias, desde la perspectiva del derecho universal y la
equidad, seguramente los gobiernos acudirán a este valioso componente de la
cooperación. Si la OPS
lanza al debate público nacional e internacional la necesidad de reorientar las
políticas por una nueva concepción de la salud pública, con seguridad
encontrará nuevos aliados, dentro y fuera del aparato estatal.
La nueva concepción debe tender, como ya lo ha
planteado OPS, hacia una salud pública revitalizada y vigorosa, además de participativa
y democrática. Una salud pública capaz de superar el reduccionismo de las
externalidades, para avanzar hacia la “intervención colectiva, tanto del Estado
como de la sociedad civil, orientada a proteger y mejorar la salud de las
personas”, como se afirma en el proyecto de las FESP. Una salud pública que
reconozca las especificidades del conflicto armado –dato que necesariamente
debe tener cualquier política social en Colombia- y su impacto en la salud de
las personas y en el desempeño de los servicios de salud; una salud pública que
proponga estrategias de reorganización de los recursos disponibles hoy para la
atención médica, con la única pretensión de lograr metas de bienestar, de salud
y de superación de las inequidades; una salud pública que convoque a la
solidaridad de los ciudadanos para hacer de la salud uno de los objetivos de la
acción colectiva; una salud pública que recupere el compromiso de los
trabajadores de la salud hacia la vida saludable de las personas más que al
mejoramiento de sus precarias condiciones laborales y socioeconómicas. En fin,
una salud pública remozada que sirva de anclaje para tantas iniciativas,
acciones y realizaciones que hoy están dispersas y, fatalmente atrapadas, en la lógica de los
mercados de los servicios de salud.
se crearon los cuerpos de policía sanitaria marítima y
terrestre, constituidos por personal de la JCH , de las Juntas Departamentales de Higiene
(JDH), los Inspectores de Sanidad, los Médicos de Sanidad y por directores y
subalternos de las estaciones sanitarias. De todas maneras, estos cuerpos
estaban previstos en las resoluciones de la Convención de
Washington y, además, el gobierno estaba obligado a establecer, siguiendo el
Artículo 35 de esa misma resolución, estaciones sanitarias en los puertos de
Cartagena y Buenaventura, cada una de las cuales contaría con hospital para
aislamiento, aparatos de desinfección y laboratorio bacteriológico y químico.
Ley 17 del 21 de agosto de 1908, quedando el poder
Ejecutivo autorizado para dictar los reglamentos del caso para su ejecución,
así como para llenar los vacíos que existieren.
Como se ve, la entronización de los acuerdos de las
“convenciones” sanitarias de nivel continental dio pie para responder, por lo
menos desde el punto de vista de la legislación, a necesidades de salud pública
en el país.
En la exposición de motivos del proyecto de ley, el
ministro mencionó que en años anteriores el gobierno se había ocupado del
saneamiento de ciudades y puertos, haciendo tal vez referencia a los Acuerdos 4
y 5 de 1905 de la JCH ,
en funcionamiento desde 1886, sobre profilaxis de la peste bubónica para los
puertos y profilaxis de la fiebre amarilla, en los que se mencionaba la
existencia de médicos de sanidad. Sin embargo, para la Comisión de Relaciones
Exteriores de la
Asamblea Nacional Constituyente que estudió el proyecto de
ley, era claro que casi no existía legislación especial en este campo, dado que
los acuerdos de la Junta
no tenían fuerza de ley, de tal forma que la Convención Sanitaria
de Washington vendría a ser, prácticamente, el primer proyecto sobre sanidad
que se proponía a las legislaturas del país
para llevarlas a celebrar las convenciones sanitarias
de 1892, 1894, 1897 y 1903, relativas al cólera, la fiebre amarilla y la peste.
Salud para todos en el año 2000: Implicaciones para la Planificación y
Administración de los Sistemas de Salud, dada su
pertinencia para el proceso de descentralización en curso
La teoría de los bienes también permitía diferenciar
lo privado y lo público en materia del financiamiento de los sistemas y
establecer una nueva relación entre Estado y mercado. Los servicios básicos,
como se entendía la APS
en Colombia, podrían estar incluidos dentro del concepto de bien público, junto
con los de altas externalidades, esto es, los servicios colectivos de
prevención de enfermedades prioritarias y de promoción de la salud. Estos
últimos serían los servicios dirigidos a grupos demográficos, con inclusión de
la inmunización, la nutrición, el control de la fecundidad, la disminución del
consumo de tabaco y de otras sustancias adictivas, el mejoramiento del entorno
familiar y del medio ambiente externo, la lucha contra insectos vectores de enfermedades,
y la prevención de VIH/SIDA (BM, 1993: 74). Se aceptaba, entonces, que los
servicios financiados con recursos públicos podrían ir más allá de los pobres,
a través de una nueva concepción de la salud pública. No sobra insistir: ésta
sería entendida como los servicios colectivos orientados a prevenir
enfermedades con altas externalidades y promover la salud de las poblaciones.
Además, los conceptos de bien privado y bien mixto permitirían que los otros
servicios, especialmente los curativos, fueran financiados de manera privada
por los individuos y las familias que pudieran pagar.
En estas condiciones, los sistemas de salud
financiados por recursos públicos no tenían ningún sentido. La idea de un
Servicio Único de Salud, como el recién creado en Brasil en el marco de la Constitución de 1987,
era impensable desde esta perspectiva. Si este planteamiento se hubiera hecho
en los años sesenta, habría sido tomado como una exótica broma. Pero las
circunstancias mundiales habían vuelto a cambiar en los últimos tres lustros.
Si los gobiernos financiaran un conjunto de medidas de
salud pública y servicios clínicos esenciales, el resto de los servicios de
esta índole se podría cubrir mediante financiamiento privado, por lo general
por la vía de los seguros, ya fueran privados o sociales.
La reglamentación gubernamental puede fortalecer los
mercados de seguros privados, mejorando los incentivos para ampliar la
cobertura y controlar los costos. Incluso en el caso de los servicios clínicos
financiados con fondos públicos, los gobiernos pueden fomentar la competencia y
la participación del sector privado en la prestación de servicios, y ayudar a
mejorar la eficiencia del sector privado mediante la generación y divulgación
de información importante.
El gobierno de César Gaviria Trujillo (1990-1994)
presentó un plan de desarrollo orientado por la estrategia central de la
“apertura” de la economía colombiana. Esta apertura tenía dos sentidos: hacia
fuera, se trataba de abrir las fronteras nacionales a la economía mundial, tanto
a la inversión como a los productos extranjeros; hacia adentro, la apertura
significaba la “modernización” de la estructura productiva por medio de la
participación del sector privado en diferentes frentes de producción y de
servicios que estaban a cargo de instituciones públicas. La apertura de la
economía debía acompañarse de una nueva estrategia de inversión social
orientada por la focalización y por el subsidio a la demanda.
El seguimiento del debate sobre el derecho a la salud
en la Comisión V
permite observar un cambio importante hacia el final del período de trabajo de la Asamblea Nacional
Constituyente. Desde el principio, en los proyectos de articulado se incluía la
palabra “derecho” referida a la salud. Un mes antes de terminar la Asamblea , se modificó por
el término “servicio público”. Y así quedó el artículo 49 de la nueva
Constitución: “la atención de la salud y el saneamiento ambiental son servicios
públicos a cargo del Estado”. Se incluyeron tres principios que serían
obligatorios para la organización futura del sistema de salud: “eficiencia,
universalidad, solidaridad” (Colombia, República de, 1991: 31). El texto era
similar a lo definido por la Ley
10 de 1990, cuando se intentó definir qué tipo de servicio público sería la
salud y cuál sería el alcance de la responsabilidad estatal en este campo. El
artículo, junto con otros ubicados en distintas secciones de la Constitución ,
estableció los criterios generales para adelantar una reforma sanitaria que
reorganizara la estructura del SNS.
En el debate sobre seguridad social en la ANC y la negociación entre las
fuerzas participantes -empresarios, líderes políticos de los partidos
representados y centrales obreras con diferentes orientaciones-, produjeron dos
soluciones que dejaban pendiente el asunto: de un lado, el artículo 48 de la Constitución declaró
la seguridad social como “un derecho irrenunciable de todo ciudadano”; de otro,
los lineamientos de un sistema de seguridad social que diera cuenta de ese
derecho se delegó a una Comisión Constitucional Transitoria conformada por
todas las fuerzas sociales y políticas interesadas. La Comisión se reunió en el
siguiente semestre del año, pero sus resultados no fueron incorporados por el
gobierno ni por el nuevo Congreso al debate legislativo como ordenaba la Carta
Magna.
El MS, en ese momento en manos de la AD M-19 , desarrolló su
propia propuesta de reforma, después de una serie de eventos sobre análisis de
experiencias en sistemas de salud y de seguridad social en diferentes países,
con el apoyo de OPS (Colombia, MS/OPS, 1991 y 1992). Recuérdese que la
cooperación técnica se había visto favorecida con la decisión de esta nueva
fuerza política de asumir los lineamientos de OPS/OMS para su gestión. La
propuesta consistía en un “Seguro Nacional de Salud” que integraba fuentes de
financiación e instituciones públicas y privadas, con administración
descentralizada y cobertura progresiva, hasta la universalización (Agudelo,
1992: 119-33). Aunque no llegó formalmente como proyecto de ley independiente,
esta propuesta entró, parcialmente por lo menos, a hacer parte de los insumos
para modificar el proyecto de ley original del gobierno que había tenido tantas
resistencias. De hecho, en el debate en el Congreso se presentaron posiciones y
propuestas de casi todos los sectores sociales que poco a poco se vieron
involucrados, como las asociaciones profesionales de la salud, los trabajadores
del sector, la academia, los aseguradores privados, los hospitales y clínicas,
entre otros (Colombia, MS, 1994: 32-142; Hernández, 1998: 35-40; 2002:
994-996). El gobierno se vio obligado a retirar el proyecto inicial para
incluir una serie de sugerencias y mecanismos derivados de los debates y
negociaciones múltiples. De allí salió el proyecto de los técnicos del
Ministerio de Trabajo y Seguridad Social, del DNP, del Ministerio de Salud y
del ISS, elaborado en la casa de campo del Presidente, Hatogrande, a finales de
1992. Aún así, el proyecto modificado fue nuevamente retirado en marzo de 1993
y reemplazado por otro que se presentó a la legislatura iniciada el 20 de julio
del mismo año.
A grandes rasgos el sistema de salud en Colombia
que precedió al actual de la Ley 100 se puede distribuir en tres etapas.
La primera de ellas vio sus inicios tras la
promulgación de la Constitución de 1886 hasta mediados de la década de 1950 y
en donde prevaleció lo que se ha denominado «modelo higienista». Bajo este
modelo, la acciones de salubridad pública se limitaba a atender aspectos de
carácter sanitario, mientras que la atención preventiva y curativa en salud venían
a ser financiadas por los usuarios y por algunas instituciones de caridad.
En 1945 se crea la Caja Nacional de Previsión que
se encargaba de atender la salud de los empleados públicos y en 1946, se crea
el Instituto Colombiano de Seguros Sociales (después Instituto de Seguros
Sociales) que atendía a los empleados del sector privado con empleo formal.
La segunda etapa, que inicio en la década de 1970
hasta 1989, se desarrolla bajo la creación del Sistema Nacional de Salud bajo
el esquema de «subsidios a la oferta». Bajo este régimen los recursos del
gobierno central para salud eran transferidos directamente a la red de
hospitales públicos del país. sin embargo, este sistema no era suficiente para
proporcionar una atención integral en salud a la población de bajos recursos.
La tercera y última etapa se inicia en 1990, con la
expedición de la Ley 10. Este periodo se prorrogó hasta 1993 con la expedición
de la Ley 100 de 1993, bajo los principios de la Constitución Política de 1991.
LEY 1122 DE 2007
(enero 9)
Diario Oficial No. 46.506 de 9 de
enero de 2007
Congreso de la República
Por la cual se hacen algunas
modificaciones en el Sistema General de Seguridad Social en Salud y se dictan
otras disposiciones.
El Congreso de Colombia
DECRETA
CAPITULO I
Disposiciones generales
Artículo 1°. Objeto. La presente ley tiene
como objeto realizar ajustes al Sistema General de Seguridad Social en Salud,
teniendo como prioridad el mejoramiento en la prestación de los servicios a los
usuarios. Con este fin se hacen reformas en los aspectos de dirección,
universalización, financiación, equilibrio entre los actores del sistema,
racionalización, y mejoramiento en la prestación de servicios de salud,
fortalecimiento en los programas de salud pública y de las funciones de
inspección, vigilancia y control y la organización y funcionamiento de redes
para la prestación de servicios de salud.
Artículo 2°. Evaluación por resultados. El
Ministerio de la Protección Social, como órgano rector del sistema, establecerá
dentro de los seis meses posteriores a la entrada en vigencia de la presente
ley los mecanismos que permitan la evaluación a través de indicadores de
gestión y resultados en salud y bienestar de todos los actores que operan en el
Sistema General de Seguridad Social en Salud. El Ministerio, como resultado de
esta evaluación, podrá definir estímulos o exigir, entre otras, la firma de un
convenio de cumplimiento, y si es del caso, solicitará a la Superintendencia
Nacional de Salud suspender en forma cautelar la administración de los recursos
públicos, hasta por un año de la respectiva entidad. Cuando las entidades
municipales no cumplan con los indicadores de que trata este artículo, los
departamentos asumirán su administración durante el tiempo cautelar que se
defina. Cuando sean los Departamentos u otras entidades del sector de la salud,
los que incumplen con los indicadores, la administración cautelar estará a
cargo del Ministerio de la Protección Social o quien este designe. Si hay
reincidencia, previo informe del Ministerio de la Protección Social, la
Superintendencia Nacional de Salud evaluará y podrá imponer las sanciones
establecidas en la ley.
Si tenemos las normas, ¿Quién debería responder?
los funcionarios del estado parecieran que no les importa sino llenarse sus
bolsillos con los recursos de la comunidad. de igual manera la ciudadanía no
alcanza a dimensionar la responsabilidad de cuidar los recursos que conforman
los impuestos que contribuimos para el bienestar social. Seguiremos en la maña
de hacer normas coyunturales que permitan salir del paso, sin ir más de las fronteras
de la mediocridad y la corrupción.
lunes, 3 de junio de 2013
ROBERTO CARLOS
Jesuscristo, Jesuscristo, Jesuscristo
¡Yo estoy aquí!
Jesuscristo, Jesuscristo, Jesuscristo
¡Yo estoy aquí!
Jesuscristo, Jesuscristo, Jesuscristo
¡Yo estoy aquí!
Miro al cielo y veo
una nube blanca que está pasando
miro a la tierra y veo
una multitud que está caminando
como esa nube blanca
esa gente no sabe a dónde va
quien les podrá decir el camino cierto
¡¡es nuestro Señor!!
Jesuscristo, Jesuscristo, Jesuscristo
¡Yo estoy aquí!
Jesuscristo, Jesuscristo, Jesuscristo
¡Yo estoy aquí!
Toda esa multitud
en el pecho lleva el amor y paz
y a pesar de todo
la esperanza aumenta más
mirando la flor que nace
en el suelo de aquel que tiene amor
miro al cielo y siento
aumentar la fe en mi Salvador
Jesuscristo, Jesuscristo, Jesuscristo
¡Yo estoy aquí!
Jesuscristo, Jesuscristo, Jesuscristo
¡Yo estoy aquí!
Jesuscristo, Jesuscristo, Jesuscristo
¡Yo estoy aquí!
Jesuscristo, Jesuscristo, Jesuscristo
¡Yo estoy aquí!
En cada esquina veo
el mirar perdido de un hermano
en busca del mismo viento
una misma fe viene caminando
es mi deseo ver aumentando
siempre esa procesión
¡¡para que todos canten
en una voz esta oración!!
Jesuscristo, Jesuscristo, Jesuscristo
¡Yo estoy aquí!
Jesuscristo, Jesuscristo, Jesuscristo
¡Yo estoy aquí!
Jesuscristo, Jesuscristo, Jesuscristo
¡Yo estoy aquí!
Jesuscristo, Jesuscristo, Jesuscristo
¡Yo estoy aquí!
Jesuscristo, Jesuscristo, Jesuscristo
¡Yo estoy aquí!
Jesuscristo, Jesuscristo, Jesuscristo
sábado, 1 de junio de 2013
Suscribirse a:
Entradas (Atom)